La primera ministra neozelandesa pidió que se hable de las víctimas, no del victimario

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Por AGENCIA TELAM

La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, prometió hoy, en un emotivo discurso ante el Parlamento nacional, que no le dará notoriedad al joven australiano que mató a 50 personas e hirió a otras en dos mezquitas el viernes porque «es un criminal» y pidió a la sociedad que no hable, ni se concentre en él, sino en las víctimas.

«Nunca me escucharán mencionar su nombre; es un terrorista, es un criminal, es un extremista, pero cuando hable de él será un sin-nombre», sentenció Ardern frente al Parlamento en Wellington, y propuso a los ciudadanos y a la dirigencia política que hagan lo mismo: «Hablen de aquellos que perdimos en lugar de aquel que acabó con sus vidas».

Para dar el ejemplo, recordó a una de las víctimas mortales de la masacre del viernes, Haji-Daoud Nabi, un afgano de 71 años que abrió la puerta de la mezquita Al Noor al atacante y cuyas últimas palabras fueron: «Hola hermano, bienvenido».

La première pidió no hacer famoso al joven islamófobo que atacó las mezquitas en la localidad de Christchurch y explicó que el Estado lo tratará como corresponde: será imputado por todos los delitos penales que le caben por la matanza y será castigado «con todo el peso de la ley».

«No le daremos nada, ni siquiera su nombre», concluyó Ardern, citada por la agencia de noticias EFE.

Por eso, la première prefirió dedicar la mayoría de su discurso, el primero abiertamente político y en un ámbito institucional de la política nacional, a ratificar los valores democráticos del gobierno y su política migratoria.

Ardern destacó que las puertas de su país se mantendrán abiertas para toda persona que respete «los valores de tolerancia» que exige el Estado neozelandés y «solo deben ser cerradas para aquellos que promuevan el odio y el miedo».

Además, prometió que habrá una investigación sobre cómo actuaron las agencias de seguridad antes del atentado y se analizará si es necesario hacer cambios.

Asimismo, adelantó que se reformará la ley de armas y se discutirá cuál fue el papel de las redes sociales y si el Estado debe regularlas, y destacó que el gobierno dará apoyo a los familiares de los fallecidos y heridos.

La primera ministra instó a las redes sociales a hacer más para combatir el terror, luego de que el atacante de Christchurch transmitiera en vivo su ataque por Facebook.
«No podemos simplemente relajarnos y aceptar que estas plataformas existen y que lo que se dice allí no es responsabilidad del sitio en el que se publica», sentenció Ardern.

«Ellos son los editores. No sólo los mensajeros. No puede ser un tema de solo ganancias y ninguna responsabilidad».

El australiano Brenton Tarrant, de 28 años, considerado por la Policía el único responsable del atentado, está en prisión provisional desde el sábado cuando fue acusado de asesinato.

Seguirá detenido al menos hasta que comparezca ante el juez el 5 de abril, cuando el magistrado decidirá cómo continuará su proceso legal.

Tarrant ya decidió que no tendrá abogado público o privado. Él mismo se representará ante la corte por el asesinato y ataque con armas semiautomáticas a centenares de personas que habían acudido a las mezquitas de Al Noor y Linwood en su habitual oración de los viernes.

Hasta cometer la masacre de la semana pasada, el australiano vivía en Dunedin, un distrito de mayoría blanca a unos 400 kilómetros al sur de Christchurch. Se había mudado allí en 2017 y no tenía antecedentes ni una mala relación con sus vecinos.

En noviembre de ese año, obtuvo un permiso de armas y en seguida comenzó a comprar las cinco armas que utilizaría en el atentado del viernes pasado, para el que se preparó también en polígonos de tiro.Tarrant transmitió en vivo la masacre a través de Facebook y, en paralelo, difundió por las redes sociales y por mail a las máximas autoridades del país un largo manifiesto de más de 70 páginas justificando su ideología de extrema derecha y su odio a los musulmanes.

«Hay muchas preguntas que deben ser respondidas. La lección que se desprende es que ningún país es inmune a un ataque de la extrema derecha», explicó a EFE el experto en leyes de la Universidad de Waikato, en el norte del país, Al Gillespie

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