Violencia, aborto y feminización de la pobreza, las «deudas» reclamadas en las calles del 8M

Género Latinoamérica Política y Economía

La movilización comenzó a las 17 frente al Congreso Nacional como culminación, en Argentina, del Paro Internacional de Mujeres.

Por Natalia Concina – TELAM

Miles de personas recorrieron hoy las calles porteñas confluyendo frente al Congreso de la Nación en la movilización del 4º Paro Internacional Feminista que bajo el lema “La deuda es con nosotra/es, ni con el FMI, ni con las iglesias” denunció al menos tres asignaturas pendientes en Argentina: violencia de género, aborto y feminización de la pobreza.

Las concentraciones comenzaron cerca de las 16 en diferentes puntos del centro porteño y Plaza de Mayo, y las columnas marcharon por la Avenida de Mayo hacia el Congreso de la Nación, donde pasadas las 18.30 se leyó un documento largamente consensuado que vincula los ejes deuda, violencia y trabajo (remunerado y no).

La promulgación de una Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (ILE) que garantice aborto Seguro, Legal y Gratuito es la primera deuda que las manifestantes reclamaron y que unifica al movimiento de mujeres y disidencias, lo que se expresa en cada marcha en los pañuelos, vestimentas y gliters verdes.

«Estamos acá, en la calle, exigiendo al Estado que se haga cargo. Este proyecto es nuestro, es de todas y todes, porque hace años que estamos peleando por él», aseguró la médica pediatra, dirigente de la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (CICOP) e integrante de la Campaña Nacional por el Aborto Seguro Legal y Gratuito, Valeria Bonetto.

Precedidas por la agrupación Talleres Batuka, que antes de que se lancen a movilizar cautivaron la atención de cientos de personas con sus tambores, las integrantes de la Campaña marcharon seguidas por la bandera de Ni Una Menos, la otra deuda clara para con las mujeres y personas trans: los femicidios y travesticidios.

“No nací mujer para morir por serlo. Se va a caer”, “No aparecemos muertas, nos asesinan”, “Mamá, hoy no llegué”, son sólo algunos de los carteles que reflejan este reclamo y se entremezclan con las imágenes de las mujeres víctimas de femicidios.

Painé, una joven de 16 años de Isidro Casanova es una de las que portan cartel con la foto de su mejor amiga Emilce Ayala, quien fue asesinada el 29 de agosto del año pasado cuando tenía apenas 15 años por su novio Tobías, de 19.

«Apenas llegamos me puse muy mal, me puse a llorar y vino un grupo de chicas que nos preguntaron qué nos pasaba y nos abrazaron. Siento que éste es el compañerismo que falta en todos lados, porque acá estamos todas juntas para luchar por eso”, expresó Painé a Télam.

En relación a la violencia machista, el documento recordó que «desde que arrancó el 2020, hubo más femicidios y travesticidios que días».

El reconocimiento a las tareas de cuidados, la precarización de la vida, la brecha salarial fueron otras de las demandas que conforman esa deuda hacia “nosotras”.

«Somos cuidadoras, y a nosotros nos cuidan poco. Trabajamos en hospitales y clínicas pero tenemos dos trabajos porque cuando llegamos a casa tenemos que seguir con las tareas domésticas», dijo a Télam Nancy Rojas, secretaria general del Sindicato de Trabajadores de Enfermería (SITRE).

Al expresar las demandas tanto en el trabajo reproductivo como productivo, Rojas sostuvo que “reclamamos que nos den un salario digno para que nosotras podamos tener un solo trabajo” y aseguró que “la violencia y la discriminación a las mujeres se replica también en las instituciones sanitarias”.

En el mismo sentido, Tania D’Andrea de la Corriente Federal CGT y referente de mujeres sindicalistas expresó que ”la deuda es con nosotras, con las trabajadoras porque los últimos 4 años, durante el gobierno de Cambiemos, se profundizaron todas las desigualdades estructurales que hemos vivido y sufrido siempre: la brecha salarial, los trabajos precarizados cuando hay trabajo, las violencias y acosos dentro de nuestros ámbitos laborales”.

E indicó que “necesitamos políticas públicas destinadas a que las mujeres ingresemos al mercado laboral formal, en los trabajos que generalmente ocupan los varones y son los mejores pagos, a la vez que necesitamos políticas de cuidado para redistribuir esas tareas”.

De las casas al espacio público, de las fábricas al congreso, de las mujeres cis hetero a los géneros no binaries pasando con las afro descendientes, de pueblos originarios, con discapacidad, todas tuvieron un lugar en el documento, cuyo párrafo final fue leído ya de noche, bajo una tenue lluvia

«Celebramos que el feminismo es revolución y, con más fuerza que nunca, que hoy volvemos a estar juntas y juntes para que resuene en todo el mundo (…) Vivas, libres y desendeudadas nos queremos, ¡Será Ley!», concluyó.

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